1) Interés:
Evalúe el interés de su hijo. ¿Es algo que a él realmente le gusta? ¿O se trata de un sueño de usted? El niño deberá mostrar un interés genuino en la música y en el piano para que su proceso de aprendizaje sea placentero y exitoso. Si no hay un verdadero interés pregúntese por qué se está empeñando en eso. ¿Es por qué usted posee un deseo interior? ¡NUNCA es demasiado tarde para empezar! En tal caso, inscríbase usted en lecciones de piano. Yo tengo estudiantes de todas las edades – algunos de ellos comenzaron de niños pero luego abandonaron. A medida que fueron creciendo, se arrepintieron de haber dejado y prometieron retomar las clases algún día. Hay otros que siempre tuvieron el deseo pero no la oportunidad, y ahora que se han jubilado poseen suficiente tiempo disponible. ¡Algunos se han convertido incluso en virtuosos del piano! Le cuento estos adorables ejemplos para que no pierda las esperanzas: ¡Psssst, nunca es demasiado tarde! El estudiante solo debe estar genuinamente interesado.
2) Instrumento:
No hay problema con comenzar las lecciones de piano utilizando un teclado electrónico. A medida que pasa el tiempo, el estudiante sabrá en qué dirección quiere encauzar sus lecciones. Si la finalidad es simplemente el disfrute personal, entonces no habrá problema con seguir utilizando el teclado electrónico. Pero si la finalidad deseada es el entrenamiento para piano clásico, entonces el estudiante deberá cambiar a un piano acústico. Mi experiencia como profesor de piano me ha enseñado que las espinetas, salvo que se traten de un regalo, no deberían ser adquiridas. Sería preferible conseguir un piano vertical, que es como un “pequeño piano de cola”, solo que sus cuerdas están dispuestas horizontalmente. La razón de esto es que la acción sobre las teclas es técnicamente mucho mejor para la mano del estudiante y suena sustancialmente mejor al oído.
3) Profesor:
Realice averiguaciones, pregúntele a otras personas acerca de sus profesores. Averigüe los antecedentes del profesor: ¿Dónde aprendió? ¿Hace cuánto tiempo que enseña? ¿Dónde enseña? ¿Cómo son los alrededores del lugar donde enseña? Pregúntele a sus actuales estudiantes cuán paciente es el profesor y cómo se sienten ellos durante las clases. Va a tener una buena noción del profesor sabiendo cuánto progresan sus actuales alumnos. ¿Son compatibles la personalidad del profesor y la de su hijo? Recuerde, ¡es su decisión! En la escuela, los niños deben adaptarse al profesor que les ha sido asignado, y eso es algo bueno. Así aprenden a convivir con diferentes tipos de personalidades. Pero el piano es una actividad extra curricular, por lo que debería ser placentero, algo que el niño espere con ansias.
4) Planificación:
Los niños pueden verse sobrepasados por un exceso de actividades en su agenda. Como adultos, hemos experimentado la sobrecarga, y sabemos lo contraproducente que puede llegar a ser. Es altamente recomendable limitar las actividades para que el niño no se vea abrumado. Una vez que se hayan elegido las actividades, he descubierto con mis propios hijos y con mis alumnos que escribiendo una agenda diaria, todo se termina concretando, y no queda lugar para excusas en caso de que se olviden de practicar.
5) Dedicación:
Una vez que se ha dispuesto una agenda diaria, la práctica del piano se volverá una rutina. Después de un tiempo, el alumno no estará tan preocupado por el tiempo, sino que querrá alcanzar las metas dispuestas por el profesor. El estudiante necesitará dedicación para que su habilidad evolucione de lo mecánico a lo musical. Aliéntelo para que escuche un amplio rango de estilos y así logre desarrollar un gusto musical propio. En una etapa temprana, la dedicación del estudiante puede aumentar si participa en recitales, concursos de talentos, o servicios religiosos. Se requiere dedicación y asiduidad –y también cierto sacrificio- para lograr que el piano sea un hermoso arte.