Un maestro de las composiciones para pianolas: Conlon Nancarrow

Conlon Nancarrow leyó un pasaje de un libro de Henry Cowell en 1939 y cambió su vida musical por completo. Nacido en Arkansas, Conlon se había unido al partido comunista en la universidad y justo regresaba de pelear en la Guerra Civil Española en la Brigada Lincoln. Regresó a Nueva York, compró el libro de Cowell, y entonces descubrió que sus amigos en la Brigada estaban comenzando a ser fastidiados por el gobierno a causa de la creciente paranoia sobre los comunistas. Rehusándose a atravesar el embrollo venidero de la era McCarthy, partió hacia Ciudad de México en el año 1940 y vivió allí el resto de su vida, hasta 1997.

En 1974, Nancarrow heredó algo de dinero de su padre, quien había sido alcalde de Texarkana. Realizó un viaje a Nueva York y compró una pianola, el cual es un piano mecánico capaz de tocar por si solo. A diferencia de Cowell, quien nunca había intentado experimentar con una pianola, Nancarrow lo intentó y llegó bastante lejos. Nunca había sido capaz de tocar el piano, y amaba el jazz, por lo cual sus primeros rollos para pianola sonaban como si fueran tres Art Tatums extremadamente rápidos, tocando todos a la vez.

Al igual que Cowell antes que él, pero liberado de sus posibilidades ilimitadas gracias a su nuevo recurso mecánico, Nancarrow se fascinó por los diferentes tiempos y melodías que tocaban todos a la vez, polifónicamente. Eventualmente comenzó a explorar su efecto via el tempo de canon, una forma musical en la cual la misma melodía es tocada contra sí misma a diferentes velocidades, y todas al mismo tiempo. Mientras seguía con su investigación, el compositor descubrió que la pianola no era simplemente un preciso substituto rítmico de un pianista humano. Ésta era capaz de lograr texturas y riffs, y velocidades que ningún humano podría alguna vez interpretar.

Video casero donde se puede apreciar a una pianola interpretando una composición para pianola del autor
Durante décadas Nancarrow elaboró sus series de 50 estudios para pianola aislado en Ciudad de México. Sin embargo, a finales de los 70s, gracias a curiosos investigadores como Meter Garland y Charles Amirkhanian, la publicidad comenzó a hacer conocidas las innovaciones de Nancarrow y él comenzó a interesarse en intérpretes humanos dispuestos a afrontar sus dificultades rítmicas. Y algunos de los estudios para pianola fueron orquestados en vivo por un conjunto de músicos quienes, durante las décadas de aislamiento de Conlon habían aprendido a tocar los poliritmos con los que el compositor estaba tan fascinado.

Recordemos que la clave de los trabajos del autor era generar pistas musicales para pianola con la particularidad de que no pudieran ser tocadas en un piano por un pianista por la imposibilidad técnica y dinámica de las mismas.