Reflexiones de un profesor de piano sobre la concentración de los pianistas

La concentración ha estado en mi mente toda esta temporada, sin mencionar el tema del oído absoluto. Unos pocos de mis estudiantes, todos motivados, talentosos e inteligentes estuvieron experimentando a desafíos simples como por si fueran obstáculos mayores, y esto no fue debido a que ellos no entendían o no practicaban sus tareas. Yo estaba preocupado debido a que ellos no sólo no estaban progresando acorde a su potencia, sino que también estaba seguro de que practicar y tocar el piano ya no era una experiencia divertida para ellos.

Comencé a darme cuenta de que lo que dichos estudiantes compartían era, particularmente una tensa y desenfocada forma de concentración en sus cursos de piano. Ellos eran tan serios respecto a sus prácticas y al modo en que debían tocar que literalmente estaban intentando demasiado, pareciéndose a la rigidez de una pianola. Cada uno tenía una actitud de trabajo que incluso se manifestaba físicamente en forma de músculos faciales tensos, mandíbulas apretadas, espaldas arqueadas, y mentones que tiraban el cuello hacia atrás desalineándolo. Entonces me pregunté: ¿Cómo puedo ayudarlos a trabajar bien sin necesidad de que trabajen tan duro?

La forma tibetana-budista de sentarse para la meditación es una práctica de pura concentración en la exhalación, de estar completamente presente con la respiración. Aún, el nun Pema Cordón, en su descripción, dice: “El roce sobre el aliento es muy liviano. Sólo aproximadamente un 25% de la conciencia se encuentra sobre la respiración”. Los psicólogos deportivos y el entrenador para audiciones Don Greene describen la concentración como el enfoque en una mente tranquila, un “estanque inmóvil”. Él citó al beisbolista Branch Rickey diciendo: “una mente llena es como un bat de béisbol vacío.” Entonces, la concentración según lo que expresan éstos expertos, es un enfoque liviano y una mente aclarada.

Luego, compartí estas ideas en mis lecciones de piano con mis estudiantes intentado ayudarlos a moverse en un espacio de trabajo mucho más sencillo. “¿Recuerdas la mayor parte de los argumentos de las películas que ves?” (“¡Sí!”) “¿Te concentras en las películas tan intensamente como en la partitura justo ahora?” (“¡Oh! ¡Nunca disfrutaría las películas si trabajara tan duro sobre ellas!”). Observar a un amigo escapar de dolorosas cirugías y quimioterapia cuando ella hacía cuentas, tuve la idea de preguntar a una estudiante si hacía algún tipo de artesanías. “¡Tejer! ¡Adoro tejer! ¡Es tan relajante!” “¿Es este el estado en que se encuentra tu mente cuando tejes?” “¡No, de ningún modo!.” Hablando con ellos, me di cuenta de cuan profundo debía ser su compromiso con el piano, hasta tal punto de que estudiaban y tocaban a pesar de que se les hiciera tan difícil.

Desde entonces la jornada ha sido fructífera. Una niña superó el obstáculo del nivel 5 enfocándose en su diapositiva interna del tejido. Una mujer aprendió en tres clases mucha más música de lo que aprendió en dos meses del año anterior, alegrándose durante sus prácticas. Otro joven hombre exitosamente preparó su recital senior tratando de disfrutar de cada momento de la práctica.

Lo mejor de todo es que cada uno de estos estudiantes, cada día más están disfrutando de tocar el piano. Luego de la lección en la cual cambiamos la esquina de trabajo duro a dulce concentración, uno de ellos me escribió un e-mail diciéndome, “Gracias nuevamente por lo del Martes, me divertí”.