El Zen y el arte de tocar el piano en la nueva era

Todos queremos estar en el momento presente. Allí es cuando la verdadera transformación se lleva a cabo. Para algunos les ayuda en esto la caminata. Otros prefieren jugar algún deporte o mirar películas. Pero lo mío es tocar el piano. Cuando lo hago, realmente me siento consciente del tiempo, dejo que la música hable y es como si el mundo se renovara.

Las notas fluyen del piano al aire y se que algo mágico se está llevando a cabo. Puede que dure un minuto o tal vez media hora, la duración en verdad no importa, pero al final siempre tengo la sensación de que me he transportado a un lugar especial. Muchos músicos conocen esta realidad, sobre todo aquellos que saben improvisar. No existen los planes, tan sólo la invención espontánea. Particularmente, la música Zen posee una cualidad etérea que parece crecer orgánicamente. Esta comienza y termina aunque parece no poseer un punto de comienzo o final. Esta música se asemeja a un ser viviente que simplemente está allí. Es como el olor de un suave perfume que perdura en el aire pero no lo abruma ni se expande fastidiosamente.

Por otro lado, suele darse una lucha entre la música que crea el espíritu y aquella hecha para complacer a las multitudes. En ese caso optamos o por complacer a nuestro ego o complacernos a nosotros mismos. Tocar el piano al estilo de la “nueva era” es comprender que la música no es algo planeado sino que debemos dejar que surja. Una vez que este concepto es comprendido en profundidad, la música fluirá libremente.