En nuestro artículo anterior mencionábamos la tendencia de los músicos y pianistas de migrar hacia teclados electrónicos que comenzó a principio de los 80s y se acentuó a finales de la mencionada década. Como con toda novedad, primeramente se vislumbra una clara migración de un gran grupo de personas hacia lo nuevo en la futil esperanza de encontrar en «lo nuevo» algo mejor o de mayor calidad o con mayores prestaciones que «lo viejo». En ese momento, el piano eléctrico y el sintetizador se vieron como una versión superadora del acústico que eliminaría al mismo de la faz de la tierra.
Con respecto al piano, como comentábamos, sucedió que se esperaba de los pianos eléctricos y sintetizadores una versión mas compacta, trasportable y con muchas nuevas funcionalidades que el piano acústico no tenía. Pero como todo enamoramiento, finalmente y luego de un tiempo, los músicos se dieron cuenta que un piano eléctrico no era un piano tradicional, ni sonaba como un piano acústico. Poseía algunas cualidades que el piano acústico no poseía, a saber, que era transportable, que se podía conectar a una computadora, que no era necesario afinarlo periódicamente, etc. Pero como piano, distaba mucho de ser uno o sonar realmente como uno. Los pianos sampleados, de los que ya hablábamos, si estaban bien hechos eran mucho mas caros que un piano acústico.
Por ello, luego de un tiempo y de que nos diéramos cuenta que las «promesas» de la novedad no eran tan extraordinarias, la tendencia de migración se estabilizó y, de hecho, se revirtió, apareciendo durante los 90s una nueva tendencia de vuelta a las fuentes, a lo acústico, paradigmatizado por el famoso programa «Unplugged» de la MTV americana que consistía en conciertos de bandas famosas que tocaban su música solamente con instrumentos acústicos, revalorizando los mismos.
Como pedagogos musicales es nuestro deber enseñar a todos aquellos que se formen en la música y en la instrumentación a detectar estos movimiento «de moda» que no siempre logran cumplir con las «maravillas» que prometen.
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo precedente.En la ejecución del piano común volcamos nuestros sentimientos tratando de expresar, lo que el autor sintió al momnento de componer esa obra musical.
Reconozco que hay excelentes ejecutantes de órgano elécronico,pero no es mi caso.Soy mayor y me apabullan
los cambios de voces etc.
Prefiero y amo el piano.
Estoy de acuerdo con Lita, el piano tradicional es lo mejor, aunque es obvio que hay ventajas respecto a los instrumentos electrónicos que estos llevan, pero igual, lo original es lo original…..