La publicación de la grabación de Nelson Freire de los conciertos para piano de Brahms junto a Riccardo Chailly y el Leipzig Gewandhaus fue una de las producciones más destacadas del último año, y debería haber introducido a muchos nuevos admiradores al trabajo de este excepcional pianista. También se ha lanzado otra grabación del pianista que incluye una selecta colección de sonatas para piano de Beethoven que merece una gran difusión por todo el mundo. Tal vez no ha tenido la suficiente autoridad que hizo que Brahms situara las mejores presentaciones de dichos trabajos en un disco desde Emil Gilels, pero está lleno de soberanas interpretaciones con una estimulante musicalidad que tal vez sean también, enérgicas y bruscas por momentos, pero que está maravillosamente lleno de cada matiz y color.
El enfoque de Freire a la Sonata Waldstein del Opus 53, con la cual abre el disco, señala aquello que está por venir: un primer movimiento tan explosivo como nunca lo he oído, seguido de un movimiento lento, elocuente y pensativo y el final que comienza con una expansión soñadora sólo para ser explorada mediante una cuidada interpretación. Les Adieux, de Opus 81a, posee un tratamiento similar, si bien el Opus 110 en La bemol mayor no es tan exitoso, posee esporádicos momentos de estridencia. El relato de la Sonata Claro de Luna Op 27 nº2 es completamente exitosa: perfectamente controlada en el primer movimiento, maravillosamente enérgica hacia el final, es una gran obra pianística.
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[…] fragmento de Richter grabando el segundo concierto para piano de Brahms. Imperdible. Posts […]