Aprendiendo a tocar el piano
Teoría, consejos y ejercicios prácticos de música.
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Aprendiendo a tocar el piano de oído
Si tomamos esta natural forma de hacer música como modelo, ¿qué nos diría entonces? ¿Es cuestión de coordinación entre las manos y la vista? Por supuesto que no. Nosotros escuchamos un sonido y deseamos reproducirlo. Es el sonido el que viene primero, y el cuerpo convenientemente contribuye a producirlo para nosotros. Comparando esto con el pobre estudiante de piano que se esfuerza por oír el resultado, intentando que sus dedos toquen lo que indican los símbolos. Estamos hablando, claramente de dos procesos diferentes.
Entonces, ¿Cómo podemos acercarnos a esta forma natural de tocar música de oído en el piano? La respuesta es simple, usándolo. Memorizar música nos fuerza a utilizar el oído. Incluso mejor, transcribir piezas memorizadas de oído hace que se éste se vuelva más eficiente. Improvisar tiene el mismo efecto. A través de estas actividades, comenzamos a aprender las posiciones físicas y las relaciones entre los sonidos que esperamos oír. Nuestra habilidad de escuchar un sonido internamente y movilizarnos para producirlo se vuelve cada vez más fuerte con la práctica. El oído comienza a dominar la vista, y así lo que está escrito se transforma en música pura, expresada por todo nuestro cuerpo.
Pero esto sólo es una parte de la respuesta. No importa cuan buenos sean nuestro oídos, para llegar a tocar el piano ellos necesitan un organismo ágil y libre para convertir lo que ellos oyen en bellas melodías. Muchos pianistas sufren todo tipo de inapropiadas contracturas musculares y tensiones mientras tocan, lo cual parece para ellos, a medida que pasa el tiempo bastante necesario. Esto es, por supuesto un gran engaño.
¿Cual es el efecto de tener las piernas, los brazos, el torso y el cuello pensionados al tocar el piano? La primer consecuencia, y tal vez, la más devastadora es que separa al pianista de sus propias e innatas respuestas musicales. Nosotros respondemos a la música mediante el movimiento, puede ser obvio y sutil, no sólo de los dedos, sino también del torso, de las piernas y de los brazos; todo el organismo se involucra en la acción. En las culturas que son menos restrictivas emocionalmente que la cultura occidental, en las cuales se ha introducido la práctica del piano, esto es tan obvio que tienen incorporado el no permanecer estáticos mientras tocan. Pero en la cultura en la que hemos nacido, este hábito se ha incorporado del todo.
Una respuesta musical que involucra sólo al cerebro no puede llamarse más que una respuesta musical. La música es movimiento, vida, es el sentido físico del ritmo, una respuesta emocional. Es por ello que es peligroso comenzar a incorporar el ritmo aprendiendo a contar. Contar es un ejercicio intelectual. Pero el ritmo no es intelectual, sino que es un ejercicio físico. Lo sentimos, nos movemos al son de éste, y de estos movimientos proviene el deseo de producir los sonidos, el cual es una inteligencia musical innata que no necesita ser analizada. El movimiento es más inteligencia musical que razonamiento.
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Poniendo en práctica esta lección
Aferrándonos al miedo estamos impidiendo que esta respuesta física surja naturalmente. Nos estamos engañando a nosotros mismos, y nos alejamos de la verdadera experiencia de hacer música en la cual el organismo interno responde para producir el sonido requerido, como respuesta emocional e intelectual a la música. Por lo cual sería mucho más productivo dejar el miedo a un lado y dar rienda suelta a estas respuestas naturales.
Pero debemos deshacernos de las viejas costumbres con inteligencia, conociendo el fundamento de por qué es tan importante dejar de inhibir estas respuestas de nuestro organismo frente a la música. Estamos inmersos en un desorden y ordenarlo no sería la solución adecuada. Es necesario tomar conciencia de qué estamos haciendo, no por una simple teoría sino acorde a nuestras propias observaciones. Necesitamos hacernos algunas preguntas, como por ejemplo:
¿En qué me beneficiará esta respuesta natural? ¿Existe alguna razón válida para mí por la cual estoy haciendo esto, o es simplemente un hábito deliberado o una creencia? ¿Qué sucede si mi organismo no responde de este modo? ¿Qué sucedería si permito una respuesta a la música en lugar de acceder a mi deseo de tocar las notas correctas?
No existe fórmula alguna. Estamos experimentando, intentando, tratando de encontrar la solución por nuestros propios medios. Un profesor puede ser de gran ayuda, pero se encuentra en nosotros el poder descifrar si somos honestos con nosotros mismos o no, y si deseamos o no cambiar.
Lecciones anteriores:
El teclado del piano
Tocar jazz en el piano
Técnica de piano
Tocar de memoria
Tocar blues en el piano
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